Érase un concurso cuyo propósito era encontrar al niño más cariñoso.
El ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido recientemente.
El niño al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó, se sentó en su rezago y comenzó a llorar.
Cuando su mamá le preguntó que le había dicho el vecino, el niño le contestó.
"Nada sólo le apoyé a llorar".
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