La felicidad es un trayecto, no un destino

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.

Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean. Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgamos de esa etapa. 

Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados... 

Perdonar y agradecer

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro.

El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: 

"Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro". 

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. 

La joya

Un monje andariego se encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa, y la guardó en su talega.

Un día se encontró con un viajero y, al abrir su talega para compartir con él sus provisiones, el viajero vio la joya y se la pidió.

El monje se la dio sin más.

Las dos ranitas

Resulta que había dos ranitas que aprovechando su día libre salieron a pasear por una hermosa mansión. Cuando llegaron a la cocina en busca de algo de comer, se resbalaron en unas gotas de aceite para caer en una gran olla de crema.

Ambas desesperadas comenzaron a defenderse de la masa movediza que las iba devorando, hasta que una de ella dijo: 

Todos tenemos grietas

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación. 

Mal carácter

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.

Descubrió que era más fácil controlar su carácter durante todo el día.

La botella

Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. Por suerte, llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin techo. El hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra donde acomodarse para protegerse del calor y el sol del desierto. Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada. Se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía. Desilusionado, cayó postrado hacia atrás, y entonces notó que a su lado había una botella vieja. La miró, la limpió de todo el polvo que la cubría, y pudo leer que decía: "Usted necesita primero preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar".

La mejor maestra

Al igual que cada año, al iniciarse el nuevo curso, la profesora María miró a sus alumnos de 5º grado de primaria y les dijo con una gran sonrisa que a todos los quería por igual. En su interior sabía que mentía, puesto que en el fondo de la clase, desparramado sobre su asiento en la última fila, estaba un niño llamado Juan González.

La profesora María había observado a Juan y no le gustaba. Había notado que no acostumbraba a jugar con otros niños, su vestir era descuidado y a menudo parecía necesitar una buena enjabonada. Juan era un niño un tanto desagradable, molesto para todos. Sus trabajos siempre estaban mal y, a menudo, recibía las burlas de sus compañeros. A pesar de las malas notas que le imponía no mejoraba. Realmente no le gustaba este niño.

Como cada año llegó el momento en que María tuvo que revisar el historial de sus alumnos para evaluar su trayectoria escolar. Distraídamente dejó el expediente de Juan para el final. No le apetecía leerlo y mucho menos escribir sobre él. Pensaba recomendar encarecidamente su traslado a otra escuela menos prestigiosa. Es por ello que cuando finalmente abrió el expediente se llevó una gran sorpresa. La profesora de primer grado había escrito: Juan es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales. Es un placer tenerlo cerca.

La profesora de segundo grado había escrito: Juan es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se le nota preocupado. Su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en casa debe ser muy difícil.

Papá, ¿cuánto ganas?

La noche había caído ya. Sin embargo, un pequeño hacía grandes esfuerzos por no quedarse dormido; el motivo bien valía la pena: estaba esperando a su papá.

Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente, cuando se abrió la puerta; el niño se incorporó como impulsado por un resorte, y soltó la pregunta que lo tenía tan inquieto:

-Papi, ¿cuánto ganas por hora? –dijo con ojos muy abiertos.

El padre, molesto y cansado, fue tajante en su respuesta:

-Mira hijo, eso ni siquiera tu madre lo sabe, no me molestes y vuelve a dormir, que ya es muy tarde.

-Si papi, sólo dime, ¿cuánto te pagan por una hora de trabajo? –reiteró suplicante el niño.

Los zapatos

Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones.

Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.

El alumno dijo al profesor:
Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre.

Mi querido amigo -le dijo el profesor-, nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres.
Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.

Los obstáculos del camino

Hace mucho tiempo, un rey puso una gran roca en una ruta y se escondió a ver si alguien la corría del camino. Varios comerciantes y empleados del rey la esquivaron y siguieron. Algunos culparon a los gritos al rey por no mantener las rutas en buen estado, pero ninguno hizo nada para sacarla del medio.

La leyenda del Genio

Cuenta la leyenda que los embajadores de los dioses se reunieron en las Isla de los Tornados. Después de largas sesiones de discusión y haber llevado a cabo una serie de experimentos poco comunes, con las propiedades más destacadas y extraídas de todos los seres vivientes e inertes, al fin habían logrado crear una especie de semilla poco usual pero de un valor incalculable.

Tras haber creado la mentada semilla surgió entre ellos el dilema de qué nombre debía llevar. Unos propusieron llamarle Elán, otros Virtus, algunos Hímeros, entre otros. Las propuestas fueron tantos que concluyeron formando un desacuerdo caótico. Entonces surgió la voz del embajador más anciano, de pelaje blanquecino y de tan solo ocho barbas blancas que apenas se deslizaban por su rostro. El anciano dijo:

- Ya que no os ponéis de acuerdo, respecto del nombre del resultado de nuestros experimentos, os sugiero darle el nombre de Genio, que significa: ‘lo inacordado’, ‘lo innominado’, ‘lo incomprendido’, ‘lo increíble’, ‘lo que viene y va’, ‘lo que está ahí’, ‘lo incógnito’, ‘lo perenne’, ‘lo infinito’, ‘lo inmortal’.

Todos estuvieron de acuerdo, pero surgió el dilema siguiente: ¿dónde esconderlo? Entonces uno de ellos sugirió:

– Enterremos en lo más profundo de la tierra, al que ningún ser humano podrá tener acceso.

El más perspicaz replicó:

Perfecto, el asesino

Perfecto, el asesino, fue uno de los tres hombres acusados que fueron conducidos ante el juez para recibir su sentencia. Ya en el juicio, el Juez preguntó al primero:

- ¿Reconoce, usted, los cargos por las cuales se le acusa?

El acusado respondió:

- No, Señor Juez, porque fue una calumnia y una acusación desconocida la que me trajo hasta aquí.

El Juez no tuvo nada que decir, ante la negativa del acusado. Así que prosiguió con el segundo. Interrogó:

- Y usted, ¿reconoce su delito por el cual se le acusa?

El otro contestó:

El hijo, llamado el Tonto

Un labrador tenía tres hijos. Los dos mayores se consideraban inteligentes y se dedicaban a la caza y al cuidado de caballos. El menor, en cambio, a quien le decían el Tonto, cuidaba los campos de su padre.

Un día circuló por la zona un pregón real anunciando que la princesa otorgaría su mano a quien supiese contestar con soltura unas preguntas que ella hiciera. Habiendo escuchado el anuncio, de inmediato, los dos hermanos mayores, tomaron la decisión de probar suerte. Pidieron permiso a su padre para dirigirse al palacio real. El padre, confiando en sus hijos y viendo la posibilidad de que uno de sus hijos pudiera casarse con la hija del rey, les obsequió los más apuestos y hermosos caballos para que dignamente se presenten ante el rey.

Cuando estaban a punto de marcharse se presentó también el hermano menor, llamado el Tonto. Les preguntó:

— ¿A dónde van?

Ellos contestaron:

El Sendero de la Verdad

Ya al anochecer, los niños de la aldea se habían reunido junto al fuego para oír los cuentos que solía contar Khishka (el maestro que enseñaba ‘Nan’).

De repente un niño desconocido se acercó al grupo y haciendo reverencias al maestro, luego de dejar descansar la talega de algunas primicias, pronunció en voz baja:

– Maestro, vengo a pedirte una ayuda para que me guíes en el Sendero de la Verdad.

Khishka interrogó:

– ¿Cómo te llamas?

El chaval contestó:

– Me llamo Shonjo.

El maestro exclamó:

La enseñanza de Nasha

Era tarde y Nasha se encontraba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. El sol se estaba poniendo y la oscuridad, poco a poco, cubría la aldea.

Entonces la gente se congregó, al ver que aquella mujer excéntrica, buscaba algo con mucho afán.

Preguntaron:

- ¿Qué estás buscando con tanta urgencia? ¿Se te ha perdido algo?

Ella contestó:

- Si, se me ha perdido una aguja.

La multitud replicó:

- El sol ya se pone y resultará difícil encontrar la aguja.

Ellos dijeron:

El rey y sus tres hijos

Cierta vez existió un rey que tenía tres hijos dotados de las mismas cualidades de modo que era difícil escoger, entre ellos, quien iba recibir el legado del Reino.

Entonces acudió a un sabio de la región para recibir su consejo. El sabio ideó el plan y aconsejó al rey:

- Vete de peregrinación.

Así el rey llamó a sus tres hijos y les dio a cada uno la misma cantidad de semillas de unas hermosas flores. Luego, antes de marcharse, les dio la siguiente instrucción:

- Preservad estas semillas tan bien como os sea posible, porque vuestras vidas dependen de ellas. Y, cuando regrese me informaréis de lo ocurrido con ellas.

El primer hijo, el mayor, el que mejor sabía conducirse, el más artero y pulcro, dijo:

- Guardaré estas semillas en una caja fuerte, de modo que para cuando regrese mi padre estarán tal cual me los ha dado, ya que de ello depende mi vida. -Y procedió con la idea de guardarlo tal como se propuso.

El segundo hijo, dijo:

Quisiera ser un televisor

“Señor, esta noche te pido algo especial, quisiera convertirme en un televisor, quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa. Es decir, tener un cuarto especial para mi y reunir a los miembros de mi familia a mi alrededor. Ser tomado en serio cuando hablo y convertirme en el centro de atención al que todos quieren escuchar, sin interrumpirle ni cuestionarle.

¿Qué es el chisme?

Un maestro sufí había llegado a un pueblo, cuyos habitantes se encontraban alborotados por el chisme de que la mujer más bella de la aldea había roto la norma más grande de la moralidad de la aldea. Él dejó su barca atada a un tronco y fue al encuentro de la multitud.

Entre tanto, sucedió que la mujer, enterada de la llegada del hombre espiritual, abriéndose un sendero entre la multitud, fue a arrojarse a los pies del gran del maestro implorando misericordia, pues toda la población estaba enardecida contra ella.

Se trataba de una mujer joven y bella, razón por la cual todas las demás pueblerinas solían tener una gran envidia de su belleza y habían hecho correr, por todo el pueblo, el chisme de que la tal mujer había cometido adulterio y que debía ser condenada a pasar el resto de su vida en una fosa profunda donde no llegaba la luz.

Pero como toda la trama era producto de la envidia, el juez -antes de dictar la condena- esperó el parecer del Maestro Sufí que de tiempo en tiempo solía visitar la comarca. Y, como el religioso ya estaba allí, el juez procedió:

En busca de un loco

Un reino primitivo había llegado al colmo de un desequilibrio mental porque había sublimado demasiado la razón. Y, como la razón es siempre una agresión a la propia naturaleza, emergió un desequilibrio tal que su peso tuvo que repercutir en la corrosión de las bases estructurales que daban sustento al reinado. Entonces el rey ordenó buscar, entre muchos, al loco perfecto para devolver el equilibrio a aquella antigua sociedad. Les dijo, a sus más fieles ejecutores de sus órdenes:

- ¡Recorred todo el reino y buscad al loco más perfecto de la monarquía!

Todos los ministros, obedientes a las palabras del monarca, prepararon una gran comitiva para efectivizar las órdenes del rey.

Después del tiempo propicio, que supuso una ardua búsqueda, encontraron a cien locos provenientes de las regiones del norte para ser conducido ante su majestad. Una vez conducidos, presentaron ante la corte para que estos sean aprobados o reprobados. El rey debió de ser una persona muy inteligente como para darse cuenta del desequilibrio mental que padecía la estructura del reino.

Los ministros dijeron:

Y el niño preguntó

Un padre de familia fue a pasear a las orillas de un río que se mecía junto a un poblado de pescadores.

Estando en ella, el niño observaba fijamente al pescador que sostenía una larga varilla y el hilo que se perdía en las profundidades de las aguas. Entonces preguntó a su padre, interrumpiendo lo que éste decía:

-­ Papá ¿qué está haciendo ese hombre?

El padre contestó:

- Ese hombre está pescando.

El sabio

Un sabio, cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad.

Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.

Maestra, ¿qué es el amor?

Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:

Maestra… ¿qué es el amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:

Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.

El primer alumno respondió:

Yo traje esta flor… ¿no es bonita?

A continuación, otro alumno dijo:

Los seis ciegos y el elefante

Quien más, quien menos, ha escuchado una historia oriental: la de los seis ciegos y el elefante. Sin duda, como una de las paradigmáticas historias para reflexionar, es más que sugerente porque atinge a los prejuicios creados a partir de la fragmentación de las ciencias, en especialidades reducidas, formando así un mundo cada vez más confuso y caótico. Como me lo han contado, te los cuento:

"Había una vez seis hombres ciegos que, al encontrarse con un elefante, lo valoraron por separado.

El primer individuo había chocado contra su costado amplio y robusto, y llegó a la conclusión de que el elefante era muy parecido a una pared.

El segundo, al tocar uno de sus colmillos, dijo que el elefante se parecía mucho a una lanza.

Historia de dos semillas

Cierta vez se encontraron dos semillas en una tierra fértil, primaveral, y se pusieron a conversar sobre muchas cosas: la bondad de las estaciones, el tiempo, la mejor forma de aprovechar los nutrientes, las desventajas y ventajas de la luz del sol, etc.

Al fin, después de tanta tertulia, una de ellas dijo:

- ¡Yo, solamente quiero crecer! ¡Quiero que mis raíces penetren profundamente en la tierra y mis brotes sean tan maravillosas que todo aquel que me vea se goce. Quiero extender mis tiernos cogollos como banderas, para anunciar la llegada de la primavera. Quiero sentir el calor del sol sobre mi rostro y el mecer del rocío sobre mis pétalos!

Tanto fue su querer que, llegado el tiempo, creció, y se convirtió en una hermosa planta donde las aves hicieron sus niños y criaron sus polluelos.

En cambio, la segunda semilla dijo:

El burrito inteligente

Así me lo han contado. Un día, el borrico de un campesino cayó a un pozo. El animal comenzó a rebusnar fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de hacer algo para salvarlo.

Después de tanto intento, decidió dejarlo allí pues el animal era viejo y, como la fosa estaba ya seca, necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo; era una oportunidad para desacerse del borrico.

Entonces invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Reunió a tanta gente que estaba dispuesto a colaborar en el entierro al pollino. Cada vecino tomó una pala y comenzaron con el oficio de enterrarlo al animal.

El hombre enfermo

Cierta vez, había un hombre enfermo que sentía que sus ojos estaban a punto de estallar y zumbaban sus oídos. El pobre no sabía qué hacer y terminó acudiendo a los médicos del hospital más famoso de la región.

Uno de los médicos aconsejó:

- Hay que extirparle el apéndice. -Entonces le extirparon el apéndice pero no mejoró.

Acudió a otro médico y éste le aconsejó:

- Hay que extirparle los dientes. -Y procedieron con la extirpación de los dientes, y nada. El hombre se veía un poco más viejo y nada más.

Luego, otro médico aconsejó extirpar las amígdalas. -Entonces se procedió, pero tampoco dio resultado alguno. Los zumbidos seguían y que los ojos seguían a punto de estallar.

El náufrago

Cierta vez, un hombre descontento tuvo un naufragio y fue a parar en una isla desierta. Vivió allí durante cinco años, y durante ese tiempo no pasó ningún barco.

Construyó allí una pequeña choza pero, conforme comenzó a vivir allí, ansiaba también continuamente estar en el mundo que antes vivía. Sin embargo, como todo era tan pacífico, como nunca había pensado, el lugar colmaba sus expectativas de paz. Nunca había sabido, ni siquiera imaginado, que existía una paz tal. Pero como la isla estaba completamente desierta, el hecho de que no había nadie, comenzó a ser el único problema, de lo contrario, todo hubiera sido perfecto.

Las corrientes de las aguas eran bellas, como en las islas exóticas del mundo, los árboles estaban llenos de fruta; podía comer, podía descansar; no había ninguna preocupación, nadie de quien preocuparse, nadie que trajera problemas. Y él, que siempre había pensado que algún día le gustaría vivir en un lugar tranquilo, todo armónico, lleno de paz, ¡de repente sintió que se encontraba en el lugar más anhelado! Pero era insoportable, debido al silencio.

El niño tenía razón

Dos niños pequeños se encontraban, a la salida de la escuela, pasando junto a un muro. El muro era enorme que, sin embargo, del otro lado, traspasaba un ruido que despertó curiosidad en los chavales.

En más curioso de entre ellos divisó un agujero pequeño en lo alto, pero era difícil llegar hasta él. Entonces utilizaron la típica estrategia de los chinos, es decir, uno de ellos se subió a los hombros del otro para poder ver qué sucedía al otro lado.

Miró a través del hueco y dijo:

- ¡Maravilloso! hay muchas personas y están jugando, pero todos están desnudos. Esto se parece a un club de nudistas. ¡Es extraordinario!

El otro niño, totalmente excitado, preguntó:

Historia de un león

Había un león que se sentía el más fuerte entre los animales del bosque. Entonces salió y, de inmediato, se encontró con un tigre y le preguntó:

- ¿Quién es el jefe de la selva?

El tigre dijo:

- ¡Tú, por supuesto, tú eres el jefe, tú eres el señor y rey!

Posteriormente, el león se dirigió donde el oso para hacerle la misma pregunta. El oso contestó:

El Milagro de la Imaginación

En una tarde nublada, dos niños patinaban sin preocupación sobre una laguna congelada. De pronto, el hielo se partió y uno de los pequeños cayó al agua.

El otro, viendo que su amigo se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper a fin de salvar a su amigo.

Al llegar los socorristas, viendo lo que había sucedido, se preguntaron cómo lo hizo. Algunos murmuraban: "el hielo está muy grueso, es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y con sus manos tan pequeñitas".

En ese instante, apareció un anciano y dijo:

Depende de la forma

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes.

Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia Mi Señor!, exclamó el Sabio, Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia!, gritó el Sultán enfurecido,
¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.

Los pequeños detalles

El alumno, según él, había terminado el cuadro. Llamó a su maestro para que lo evaluara. Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento y concentración durante un rato. Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá. Cuando el maestro le regresó las pinturas al alumno el cuadro había cambiado notablemente.

El alumno quedó asombrado; ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. Casi con reverencia le dijo al maestro:

¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?

Es que en esos pequeños detalles está el arte. Contestó el maestro.

Si lo vemos despacio, nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles. Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto que a veces nos impiden ver esos pequeños milagros que nos rodean cada día. Un ave que canta, una flor que se abre, el beso de un hijo en nuestra mejilla, son ejemplos de pequeños detalles que al sumarse pueden hacer diferente nuestra existencia.

Decálogo del optimista

1...Los optimistas se aman, procuran un alto nivel de autoestima, se valoran y aprovechan lo mejor posible sus talentos personales innatos.

2...Los optimistas aceptan a los demás como son, y no malgastan energías queriendo cambiarlos, sólo influyen en ellos con paciencia y tolerancia.

3...Los optimistas son espirituales, cultivan una excelente relación con Dios y tienen en su fe una viva fuente de luz y de esperanza.

4...Los optimistas disfrutan del "aquí" y el "ahora", no viajan al pasado con el sentimiento de culpa ni el rencor, ni al futuro con angustia. Disfrutan con buen humor y con amor.

No te pude esperar

Una vez un hombre muy afortunado había conseguido la mejor entrevista de su vida: Iba a entrevistar ni más ni menos que a Dios.

Esa tarde el hombre llegó a su casa dos horas antes, se arregló con sus mejores ropas, lavó su automóvil e inmediatamente salió de su hogar. Manejó por la avenida principal rumbo a su cita, pero en el trayecto cayó un chubasco que
produjo un embotellamiento de transito y quedó parado. El tiempo transcurría, eran las 7:30 y la cita era a las 8:00 p.m.

Repentinamente le tocaron el cristal de la ventanilla y al voltear vio a un chiquillo de unos nueve años ofreciéndole su cajita llena de chicles (goma de mascar). El hombre sacó algún dinero de su bolsillo y cuando lo iba a entregar
al niño ya no lo encontró. Miró hacia el suelo y ahí estaba, en medio de un ataque de epilepsia.

El hombre abrió la portezuela e introdujo al niño como pudo al automóvil.

Dios te espera

Cuando te levantabas esta mañana, te observaba y esperaba que me hablaras aunque fuera unas cuantas palabras, preguntando mi opinión o agradeciéndome por algo bueno que te haya sucedido ayer.

Pero note que estabas muy ocupado buscando la ropa adecuada para ponerte e ir al trabajo.

Seguía esperando de nuevo, mientras corrías por la casa arreglándote, supe que habría unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras "HOLA", pero estabas demasiado ocupado(a). Por eso encendí el cielo para ti, lo llene de colores y dulces cantos de pájaros para ver si así me oías pero ni siquiera te diste cuenta de esto.

Te observé mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día.

Da amor y amor recibirás

Tal vez esto te pasa a ti o alguien muy cerca de ti...

Fue una vez un muchacho, el primero en todo, mejor atleta, mejor estudiante, pero lo que nunca supo fue si era un buen hijo, un buen compañero o un buen amigo. En un día de depresión el muchacho se dejo morir. Cuando iba camino al cielo se encontró con un angel y este le preguntó: "por qué lo hicíste? si sabias que te querían...", a lo que El respondió: "hay veces que vale mas una sola palabra de consuelo que todo lo que se sienta... en tanto tiempo nunca escuché: estoy orgulloso de tí... gracias por ser mi amigo... ni siquiera un te quiero mucho..."