Era tarde y Nasha se encontraba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. El sol se estaba poniendo y la oscuridad, poco a poco, cubría la aldea.
Entonces la gente se congregó, al ver que aquella mujer excéntrica, buscaba algo con mucho afán.
Preguntaron:
- ¿Qué estás buscando con tanta urgencia? ¿Se te ha perdido algo?
Ella contestó:
- Si, se me ha perdido una aguja.
La multitud replicó:
- El sol ya se pone y resultará difícil encontrar la aguja.
Ellos dijeron:
- Si es así, os ayudaremos a buscarlo. Dinos, ¿dónde lo habeís perdido exactamente? Si nos dices dónde lo habéis perdido será más fácil encontrarlo.
Nasha contestó:
- En realidad, no se me ha perdido aquí sino en mi choza.
La turba comenzó a reírse y rechifló:
- ¡Ya sabíamos que estabas un poco loca! Si la aguja se ha caído en tu casa, ¿por qué la estamos buscando en la calle?
Ella afirmó:
- Por una razón muy sencilla: en la casa no hay luz, está oscura; en cambio aquí, en la calle, aún queda un poco de luz.
La masa volvió a reírse pero, en cuanto acabaron las carcajadas, Nasha declaró lo siguiente:
- Eso es lo que vosotros hacéis exactamente: os empañáis en buscar fuera lo que está dentro. Así que lo que estuve haciendo es sólo un ejemplo de lo que vosotros estáis haciendo.
Si estás buscando ser dichoso, no lo busques fuera sino dentro. En tu núcleo más íntimo está la dicha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario