Le di un beso en la mejilla y me alejé suavemente como sintiendo por primera vez en mi vida cada paso que daba.
Ahí quedó doña Laura en su cama, la que ha sido su compañera desde los dos años, cuando un accidente le quitó lo que aún tenemos nosotros.
Después que me dijo esto: "Me sentí triste, porque muchas veces he desperdiciado mi vida quejándome de lo que no tengo, sin darle valor a lo grande y maravilloso que Dios me da cada día que me levanto, que tengo la oportunidad de respirar, de sonreír, de moverme y caminar.
Después que me dijo esto: "Me sentí triste, porque muchas veces he desperdiciado mi vida quejándome de lo que no tengo, sin darle valor a lo grande y maravilloso que Dios me da cada día que me levanto, que tengo la oportunidad de respirar, de sonreír, de moverme y caminar.
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