Había una vez, un rey que tenía 4 esposas... Él amaba a su cuarta esposa mas que a las demás, la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas... ¡Solo le daba lo mejor!
También amaba mucho a su tercera esposa, a ella siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También amaba a su segunda esposa...
Ella era su confidente, siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenia un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles...
“... La primera esposa del rey era una compañera muy leal, ya que había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca...
Sin embargo, el no amaba a su primera esposa; aunque ella le amaba profundamente, apenas se fijaba en ella...”
Un día, el rey enfermó y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo...
Pensó acerca de su vida de lujo, y caviló: “ahora tengo cuatro esposas conmigo, pero cuando muera, estaré solo...”
Así que le preguntó a su cuarta esposa: "te he amado mas que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero; ahora que estoy muriendo...
"¿Estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía...?" "¡ni pensarlo!", contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir mas palabras.
Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.
El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa: "Te he amado toda mi vida; ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?" “¡no!”, contesto su tercera esposa. “la vida es demasiado buena !cuando mueras, pienso volverme a casar!”
Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso muy frío...
Entonces preguntó a su segunda esposa: "siempre he venido a ti por ayuda, y siempre has estado allí para mí... ¿Cuando muera, estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía...?"
“!Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!", contestó la segunda esposa. "lo mas que puedo hacer por ti, es enterrarte".
Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey...
“Me iré contigo y te seguiré doquiera tu vayas...” El rey dirigió la mirada en dirección de la voz, y allí estaba su primera esposa [...] Se veía tan delgaducha... sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo:
“!Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!”
En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas...
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo; no importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien... “nos dejará cuando muramos...”
Nuestra tercera esposa, son nuestras posesiones, condición social, y riqueza... que cuando muramos, “irán a parar a manos de otros...”
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos; no importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro...
Y nuestra primera esposa es nuestra alma... frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego... Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará doquiera que vayamos...
Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora! Es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo.
¡Déjala brillar!
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